Un barco grande tiene en principio más probabilidad de atravesar el mar que un barco pequeño.
Resistirá mejor la tormenta y podrá albergar más medios con los que proveer a sus pasajeros.
Siendo la contrapartida que todos conocemos, el que su maniobrabilidad será menor que la de un barco pequeño, lo que lo convierte en más lento y difícil de manejar.
–
Y sin embargo…
–
Lo que la metáfora de los barcos grandes y pequeños suele obviar es que un barco grande sin dirección no sirve asolutamente para nada.
Podemos añadir tanta eslora como queramos.
Zodiacs y motos acuáticas colgando de la borda, piscina en la cubierta, más tripulación.
Sin una sencilla trayectoria trazada sobre una carta náutica (analógica o digital, con GPS o sin él) no tenemos nada.
Podemos aprender de ello, a ser posible antes de que sea demasiado tarde, como en este caso.