Cada nueva idea pasa, más o menos, por cinco etapas:
- Sueño deseable pero inalcanzable a día de hoy
- Tiene sentido y parece que va llegando, pero no puede demostrarse
- Empezamos a tener evidencia de que funciona, pero no experiencia en su uso
- Se generaliza hasta llegar a estar mal visto no usarlo
- Es ley
Puede aplicarse a un sistema organizativo, a una forma de alimentarse o a una tecnología.
La primera etapa no es muy relevante, más allá de las obras de ficción.
Y de la cuarta y quinta hay poco que decir, porque ya habrá miles de personas que lo digan todo.
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Y sin embargo…
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Lo interesante está en la interfase entre la segunda y la tercera.
El punto en que arriesgar puede traer un gran beneficio.
Donde cuentan más los principios y el discernimiento, que los métodos y los estándares.
Justo ahí, entre “parece que funciona” y “sabemos que funciona” está el progreso.
Innovar es actuar un minuto de lo sensato.